Desde hace cerca de 30 años el Complejo Cultural Real Alto ofrece a sus visitantes la posibilidad de observar uno de los asentamientos agroalfareros, con aldea y centro ceremonial, más antiguos del continente. Se trata de un sitio arqueológico que muestra la forma en cómo las relaciones sociales determinaron la lógica urbanística de los antiguos habitantes de la Península de Santa Elena. Localizada en la Costa del Ecuador, la sociedad Valdivia se complejizó desde hace 6.000 años. El Centro Cultural Real Alto (CCRA) es un espacio dirigido a la difusión de los diferentes estudios arqueológicos que demostraron dónde se inició la más antigua Revolución Neolítica de América.

La construcción de los primeros edificios del CCRA fue uno de los resultados que generó el proyecto “Medición del Impacto Ambiental de la Refinería Jaime Roldós Aguilera” planificado en la década de los 80 y liderada por la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana (CEPE).  Esta medición de impacto fue llevada a cabo por el Centro de Estudios Arqueológicos y Antropológicos (CEAA) de la ESPOL bajo la dirección del Dr. Jorge G. Marcos.

Entre 1982-1988 se recibieron fondos de la CEPE para la medición del Impacto Ambiental de la “Refinería Atahualpa” lo que  implicó:

• Contactos con las Comunas étnicas de la región que no tenían tradición de huaquearía y preservaron sus yacimientos arqueológicos.

•  Nuevas excavaciones arqueológicas en el yacimiento Valdivia Real Alto.

•  Investigaciones etnográficas en las Comunas a ser impactadas por la futura refinería.

Como resultado, la CEPE adjudicó fondos y creó, por primera vez, un programa de desarrollo comunitario a través del cual devolvió su apoyo a la región mediante la financiación para la construcción del Complejo Cultural Real Alto en territorio de la Comuna Pechiche, inaugurándose en 1986 los dos edificios principales destinados a Museo y Reserva-Laboratorio y Hospedaje para investigadores.En 1988 se inaugura oficialmente el Complejo Cultural Real Alto con el montaje de su museo de sitio “Loma del Mogote” junto con la edición de la Biblioteca Ecuatoriana de Arqueología de la Costa Ecuatoriana (CEAA-ESPOL y Corporación Editora Nacional) en la que se publicaron: “Arqueología de la Costa Ecuatoriana: Nuevos enfoques”; “La producción de alimentos en Real Alto”; “La  primera ocupación Valdivia de Real Alto: Patrones económicos, arquitectónicos e ideológicos”; y “Real alto: la historia de un Centro Ceremonial Valdivia”. En estos volúmenes se transferían traducidos del  idioma inglés los resultados de las investigaciones realizadas por la Universidad de Illinois en el yacimiento Real Alto en la década de los 70. Además, se realizaron dos filmes: “Chanduy el Valle de la Vida” (Premio Municipal de Cortometrajes de Guayaquil, 1986) y “Rescate”.

IDEAS QUE GUIARON EL DESARROLLO DEL COMPLEJO CULTURAL REAL ALTO

El equipo de investigación del CEAA de la ESPOL asumió como necesario que:

1.   La misma comunidad participara, y se involucrara en todo el proceso;

2.  Se combinara el esfuerzo profesional y técnico de un amplio equipo de colaboradores y habitantes de la región para trasmitir los mensajes sobre sus bienes culturales.

3.  El museo mostrara en su exhibición tanto el pasado pre-colonial como la historia de larga duración que se vincula con la identidad comunera actual.

4. El museo y la investigación expresaran una posición frente a la sociedad local y nacional en el relato de la historia y en la recuperación del patrimonio cultural, como medio de afirmación del sentido de pertenencia de las Comunas.
El resultado fue una propuesta conceptual y metodológica novedosa para la época, ya que incluía trabajo interdisciplinario y la participación comunitaria y artística en el planteamiento museográfico.  El guión  sustentado en  un contenido científico y de recuperación de la memoria local, modificaba las representaciones colectivas tradicionales que se tenían sobre la región, tanto de su pasado como de su vida contemporánea.

INAUGURACIÓN EXPOSICIÓN PERMANENTE MUSEO EL MOGOTE

Sábado 8 de octubre de 1988, 11hs. Participaron: Centro de Estudios Arqueológicos y Antropológicos de la ESPOL, Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana y Comuna de Pechiche. Esto fue posible gracias al trabajo conjunto y solidario de las siguientes personas e instituciones:

RESPONSABLES

• Dirección General del Proyecto: Dr. Jorge G. Marcos

• Planteamiento y Coordinación del Proyecto: Lic. Silvia G. Álvarez

• Diseño Arquitectónico Museo y Laboratorios: Arq. Johnny Ugalde Vicuña

• Construcción del Museo y Laboratorios, Dto. De Construcción de ESPOL: Ing. Jaime Hidalgo.

• Apoyo Económico: Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana (CEPE)

• Comité Interinstitucional: Arq. Inés Pino, Lic. Fabián Sandoval, Dr. Jorge G. Marcos, Ing. Raúl Coello Fernández.

• Diseño, Construcción y rescate de elementos etnográficos Inmuebles: Arq. Víctor Otero Navia.

MUSEO DE SITIO ARQUEOLÓGICO

Guión Científico Dr. Jorge G. Marcos y Lic. Silvia G. Álvarez

Pre-Guion Museográfico Dr. Luis G. Lumbreras

Guion Museográfico Lic. Silvia G. Álvarez

Diseño Museográfico original Arq. Freddy Olmedo Rhon

Diseño Museográfico final e Iluminación  Arq. Johnny Ugalde Vicuña

Montaje de la Exposición Arq. Johnny Ugalde Vicuña y Sr. Alfredo Moreira

Marquetería Luis Astaiza y Raúl Medina.

Los últimos 400 años: Creación artística y textos, Mario Serrano Solís
Ejecución Mario Serrano,  Jenny de García,  Alexandra Andrade y Lic. Mariella García Caputi

Fotografía: Realización Camilo Luzuriaga; Negativos, Camilo Luzurriaga, Fabian Peñaherrera, CEAA-ESPOL

Dioramas en Cerámica Jenny de García

Diagramación de dibujos Mario Serrano, Arq. Jhonny Ugalde, y Dr. Jorge G. Marcos

Diagramación y Ejecución de Textos  Jenny de Urrea, Imprenta ESPOL

Obras Artísticas Pedro Dávila, David Valdez

Mural del Neolítico Mariella García Caputi

Dibujos de Mapas José Andrade y Daniel Muñoz

Reconstrucción Cerámica Julio Burgos

Muebles y Carpintería Arq. Víctor Otero Navia y carpinteros de Atahualpa.

Identidad: Construcción Artística, Marco Alvarado, Flavio Álava y Mariella García C.

Montaje Museográfico Arq. Jhonny Ugalde, Alfredo Moreira y Dr. Jorge G. Marcos

Obras Artísticas  Pedro Dávila,  David Valdés y  María Elena Jácome.

Colaboraron además:

Dr. Carlos Matamoros, Javier Véliz, César Veintimilla, Maria Moreira, José Chancay, Oswaldo Tobar, Marcos Suárez, Katiutschka Reyes, Isabel Aguirre, Julennia Idrovo, Angelita Bernabé, Vicky Bernabé, Lida Bernabé, Vicente Guadalupe, Ignacio Robles Pincay, Marthita Romero, Amelia Jaime,  Luisa Jaime y Germania Pita.

El contexto nacional en que se inscribe la construcción y propuesta del CCRA (década 1980) muestra que fue un programa pionero para la época ya que existía un importante vacío de museos en el área rural.   Según el “Diagnostico de los Museos del Ecuador”, elaborado por Alfonso Ortiz Crespo y Mónica Aparicio Rueda (Asociación Ecuatoriana de Museos (ASEM)/PNUD-UNESCO, Quito 1982), para esa fecha existían 166 Museos en total, 29 en formación o proyecto, (entre ellos los museos de sitio Real Alto en la provincia del Guayas y el de Salango en la provincia de Manabí, del cual luego derivara el Museo de Agua Blanca).  De los 83 museos encuestados por los investigadores resultaba que 29 eran Estatales  (Ministerio de Educación y Cultura, Ministerio de Defensa) 22 Para-Estatales  (Universidades, Escuelas Politécnicas, Banco Central) 32 Privados (Religiosos, Personales, Entidades privadas). Estaban abiertos siempre 50, ocasionalmente 24, cerrados 9. En los 83 museos encuestados las colecciones eran principalmente: Antropológicas (Arqueología, arte, etnología, numismática) 182, de arqueología 52, ciencia y tecnología 6, ciencias naturales 66. Su ubicación se daba principalmente en algún centro poblado 82, y apenas se registra 1 en el campo rural.

El Museo El Mogote destacaba para la época por contar con un guión científico y exhibir colecciones patrimoniales que no provenían de la compra-venta, como era usual en la mayoría de los museos. Todas las piezas arqueológicas Valdivia resultaron de las excavaciones del yacimiento y las colecciones etnográficas provenían de donaciones de los habitantes de las Comunas de la región. Por primera vez en el diseño y montaje museográfico tomaron decisiones y participaron habitantes de las Comunas de la zona.

En la estructura del guión museográfico, elaborado por un grupo de investigadores  liderados por  el arqueólogo peruano Luis G. Lumbreras, se plantearon tres grandes componentes temáticos:

1. Ubicación del visitante en el presente.

2. Ubicación del yacimiento  en el proceso histórico de larga duración.

3. Presentación del sitio arqueológico Real Alto y sus investigaciones.

La idea fuerza contenida en estos componentes del museo era la del proceso de cambio histórico en la región desde la época de la Sociedad Valdivia hasta la actualidad y los títulos en el guión museográfico expresaban contenido y mensaje:

1. La tierra en que vivimos: el presente de la vida comunal como punto de partida para trasladarnos al pasado investigado.

2. Cuando los humanos llegaron a la península de Santa Elena ¿Cómo lo sabemos?

3. Dominar la naturaleza, tarea revolucionaria que transformo la sociedad.

4. Los éxitos de la revolución neolítica.

5. Hacia una nueva revolución (la urbana)

6. Los últimos 500 años: la transformación de la sociedad nativa frente al impacto colonial y su resistencia étnica.

7. El sitio arqueológico Real Alto: interpretación de las investigaciones realizadas.

PARTICIPACIÓN COMUNERA

Las formas iniciales de participación de las comuneras y comuneros de la región se manifestaron, entre otras, en mostrar el Patrimonio cultural contemporáneo tal como lo eligió la misma gente; nombrar el Museo como lo decidió la Asamblea Comunal de Pechiche; diseñar ciertas vitrinas con participación de los mismos usuarios; priorizar en el contenido del guión el proceso de rupturas en la historia así como la continuidad de la  resistencia indígena.

Algunos ejemplos de esta participación en 1988 se expresaron en la elección del nombre “Museo El Mogote” por parte de la Asamblea Comunal de Pechiche; una Colección Etnográfica donada o elaborada por las distintas Comunas de la zona “para conservarlo y mantener la memoria de nuestros abuelos y abuelas” (la Comuna San José de Amén entrego el día de la inauguración un importante número de artesanías, así como el retrato de un destacado curandero de su zona).

En algunos espacios los pobladores eligieron qué elementos mostrar de su propia cultura local, en el caso de la reproducción de vivienda esta fue diseñada y decorada por mujeres comuneras, lo mismo que la vitrina que trataba sobre identidad. Comuneras y comuneros y artistas urbanos trabajando juntos en algunos de los proyectos museográficos. Tejedoras, orfebres, ceramistas de la Península de Santa Elena estuvieron directamente involucradas en el montaje museográfico, los programas culturales y parte del desarrollo de un huerto de plantas medicinales.  Entre ellas podemos destacar a Adela Borbor Rodríguez, Premio “Rosa Campuzano “al aporte femenino a las artes 2008″. Otra forma de participar es dejando comentarios, impresiones, sensaciones y valoraciones en el libro de visitas que está a disposición del público desde su inauguración (“El volver a nuestra historia es facilitar la comprensión del hombre de hoy”). La comunera Lilia Alfonso de Tugaduaja reorganiza los tejidos donados por su madre la maestra en telar Hortensia Ramírez Lindao (+). La bisnieta de Adam Lindao, Tania Quimí,  guía cultural del Museo, estudiante de la UPSE.
Todo esto significaba no solo cumplir como Museo el rol de medio de comunicación educativo, sino contribuir al registro de una historia alternativa a la oficial. Implicaba reconocer los derechos territoriales indígenas, el valor de la memoria y la tradición oral, el  respeto a las formas de expresión cultural local y a la promoción de un espacio propio de diálogo e intercambio con otros grupos sociales de la región y de la nación. Y, por supuesto, la puesta en valor museográfico y conservación del patrimonio arqueológico, etnográfico y ambiental de la región. El Complejo Cultural Real Alto pretendía ser un facilitador que pudiera acercar a los visitantes la realidad comunal, a la vez que transmitía un mensaje de orgullo y autoestima para la población local.

SILVIA ÁLVAREZ Y VISITANTES LOCALES EN EL MUSEO

FINANCIAMIENTO, DESAMPARO Y RECUPERACIÓN DEL CCRA

Luego de la inauguración, parte del sostenimiento del CCRA estuvo a cargo de la ESPOL y parcialmente del Banco Central del Ecuador, que contrató al personal que prestaba seguridad al Sitio, aportes con los que se pudo mantener y promocionar el Complejo, siempre con la participación de la Comuna Pechiche. De esta manera se mantuvo durante casi una década, hasta que los discursos políticos y los cambios administrativos en la Espol, y en el país, dentro de un contexto estructural que se desentendía de los temas culturales y no favorecía adjudicar fondos a la conservación y promoción del patrimonio prehispánico e histórico, llevaron al CCRA a entrar en una etapa de franco deterioro. Ante esta situación tres miembros de AGAAL, los arqueólogos Mariella García, César I. Veintimilla y Rita Álvarez, elaboraron un plan de reestructuración para rehabilitar el CCRA, logrando captar a favor  del Complejo un comodato de la ESPOL por el lapso de 50 años.

DOS DÉCADAS DE ESFUERZOS SOSTENIBLES EN QUE SE PROTEGE Y MANTIENE LA ACTIVIDAD DEL CCRA (1990-2010)

A la década de los 80, llamada “la década pérdida para el desarrollo”, la acompaña un proceso de ajuste estructural obligado por los organismos internacionales (FMI, BM) que condujo a la privatización de las empresas y recursos estatales, y a desmantelar y fragmentar el campo de lo social transfiriéndolo a las ONG’s. En el ámbito local esto significó restringir o retirar los apoyos estatales a todo aquello que no significara ingresos inmediatos y rentables. Las variables regional y étnica muestran su peso: las ONG’s se concentran en zonas con identidad cultural “demostrable” (En Chimborazo se instalan el 60%, en Los Ríos ninguna). En los años 90 esto se traduce en la implantación de un modelo económico neoliberal a escala mundial que fomenta entre otros fenómenos la conformación de bloques económicos regionales y la apertura sin limitaciones de los mercados nacionales al comercio internacional, una creciente tecnología de la comunicación, desplazamientos humanos, colapsos políticos y la transnacionalización de la cultura.
La exaltación de la diversidad conduce a la apropiación del término “cultura”, tanto por parte de quienes son sujeto de estudio de la antropología tradicional, cuanto por los sectores hegemónicos. Los unos otorgándole significados locales en función de sus propios intereses de supervivencia y los otros traduciendo el concepto en términos de mercancía de uso y circulación transnacional. El ámbito cultural se subordina así a la lógica de la economía mediada por el mercado y la diversidad cultural se resalta como un valor agregado a condición de su conversión en valor de cambio. Las diferencias son admitidas como mecanismo de fragmentación del campo de lo social, exaltando la esencialidad y la exclusión. Desaparece del vocabulario el análisis procesual, la desigualdad social y el conflicto: se pretende “el fin de la historia”.

SOSTENIBILIDAD Y SUSTENTABILIDAD: REAL ALTO 1995-2005

Gracias al apoyo y co-gestión con miembros de la comunidad, y dos décadas de esfuerzos sostenibles y sustentables en un contexto desfavorable, se pudo seguir valorando la historia indígena pasada y presente, estimular la investigación científica interdisciplinaria,  involucrar y reconocer derechos al público local, a pesar de la falta de apoyo institucional y financiero. Esto constituyó para AGAAL todo un reto pues se trataba, ante todo, de no abandonar los contenidos de la propuesta inicial.

Conseguir que el Complejo Cultural Real Alto se sostenga significó desarrollar el ingenio y el esfuerzo personal para hacer frente a las dificultades, encontrando fórmulas que permitieran mantener el Museo y demás instalaciones abiertas al público. Fuimos estimulados por el apoyo de la comunidad local que había  convertido el museo en parte de su dinámica cultural. Varias familias comuneras desarrollaron sus vidas en el CCRA: Santiago Bernabé, Roy Bernabé, Byron Villón y muchas otras dieron constante apoyo y protección al CCRA, como una vez que se comenzó a incendiar parte de la maleza cercana al yacimiento arqueológico, muchos vecinos y vecinas salieron a enfrentar las llamas y consiguieron apagar el fuego.
Estos logros incluyen:
1. Reconstrucción e incremento de la infraestructura física. Recuperación del edificio del Museo y reorganización de la museografía. Vivienda permanente de la familia Comuna Pechiche. 2. Desarrollo de nuevos espacios cafetería, y auditorio. Uso y apropiación permanente de los espacios y servicios disponibles por las Comunas, instituciones del Estado, Organismos privados, Universidades, etc. Actividades de animación sociocultural llevadas a cabo por gestoras locales en estos espacios. 3. Mejoramiento de laboratorios y hospedaje para investigadores. 4. Reforestación con árboles vernáculos, cuyas semillas habían sido descubiertas en registros arqueológicos, liderada por el Msc. César Veintimilla. Ampliación del Arboretum . 5. Ejecución del huerto de plantas medicinales y Jardín de hierbas medicinales y domésticas. 6. Implementación de programas científicos con apoyo logístico de AGAAL: • Prospección geomagnética de la Universidad de Tous, Francia, liderado por Alain Kermovant; • Proyecto Albarradas de la Costa liderado por J.G. Marcos.
7. Implementación de programas comunitarios: 
• Capacitación comunitaria en conservación de bienes patrimoniales auspiciados por el BID liderado por Ramiro Matos (Museo del Indio Americano).• Formación de Guías locales del CCRA. • Talleres vacacionales: de inserción a la lectura e informática; • Programa anual “Cuenta Cuentos” y actividades para niños y niñas de las Comunas • Biblioteca con donaciones para uso de los visitantes • Exposiciones temporales y venta de artesanías locales8. Recuperación de artesanías nativas:
Transmisión participativa de saberes del Tejido en Telar con mujeres y niñas de las Comunas. Fundación del CLUB DE TEJEDORAS: cultura viva y activa que relaciona mujeres de distintas Comunas y generaciones.
Capacitación en Técnicas cerámicas con artesanos de la Comuna Valdivia Talleres sobre diseño, colores y composiciones, dictados por especialistas del EDCOM-ESPOL9. Desarrollo de una catalogación para los bienes patrimoniales recuperados. 10. Incorporación del Auditórium y demás espacios para uso frecuente de las Comunas y otros organismos del Estado. 11. Capacitación en utilitarios informáticos y uso de internet a comuneros del Valle de Chanduy, con la participación de la ESPOL 12. Plan piloto de huertos caseros con la incorporación de platas de ciclo corto Programa de la ESPOL. 13. Capacitación de maestros y maestras peninsulares sobre el desarrollo prehispánico de la Costa del Ecuador. Programa “El Museo de la Mano con la Escuela” del Banco Central del Ecuador.